miércoles, 15 de mayo de 2013


Conoceréis la verdad y la verdad

os hará libres.

Juan 8,32

 

 

El principio de la verdad

«Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres».

La verdad que libera al hombre es el conocimiento de que su consciencia es la resurrección y la vida, de que su consciencia resucita y da vida a todo lo que él es consciente de ser. Fuera de la consciencia, no existen ni la resurrección ni la vida.

Cuando el ser humano renuncie a su creencia en un Dios separado de él y empiece a reconocer que su consciencia de ser es Dios, como hicieron Jesús y los profetas, entonces transformará su mundo al darse cuenta de que «Mi Padre y yo somos uno, pero mi Padre es más grande que yo». Sabrá que su consciencia es Dios y que aquello que él es consciente de ser es el hijo que es testigo de Dios, el Padre.

El que concibe una idea y la idea concebida son uno, pero el que concibe es más grande que aquello que concibe. Antes de que existiera Abraham, Yo soy. Sí, yo era consciente de existir antes de ser consciente de que soy una persona, y el día en que deje de ser consciente de que soy una persona, seguiré siendo consciente de que existo.

La consciencia de ser no depende de que uno sea nada. Precedió a todas las ideas de sí misma y seguirá existiendo cuando todas las ideas de sí misma dejen de existir. «Yo soy el principio y el fin.» Es decir, todas las cosas o las ideas de mí mismo empiezan y acaban en mí, pero yo, la consciencia informe, permaneceré eternamente.

Jesús descubrió esta gloriosa verdad y declaró que Él era uno con Dios, no con el Dios que el hombre había creado, porque El jamás reconoció a ese Dios. Jesús descubrió que Dios era Su consciencia de ser y por eso le dijo al hombre que el Reino de Dios y el Cielo estaban en el interior.

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