miércoles, 28 de agosto de 2013

CONOCED LA VERDAD Y ELLA OS HARA LIBRES



“En el principio era la Palabra, y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios.”



En el principio existía la consciencia no condicionada de ser, y la consciencia no condicionada de ser se tornó con­dicionada al imaginarse que era algo, y la consciencia no condicionada de ser se convirtió en aquello que había imagi­nado ser. Así comenzó la creación.

Por esta ley (primero concebir, luego convertirse en lo concebido), todas las cosas evolucionan a partir de la Nada, y sin esta secuencia no hay nada que sea creado.

Antes de que existiera Abraham, o el mundo, yo soy. Cuando todo el tiempo deje de existir, yo soy. Yo soy la consciencia informe de ser, concibiéndome como una per­sona. Por mi eterna ley del ser, debo ser y expresar todo lo que creo ser.

Yo soy la eterna Nada que contiene dentro de mi ser in­forme la capacidad de ser todas las cosas. Yo soy aquello en lo que viven, se mueven y tienen su existencia todas mis ideas de mí mismo, y no existen separadas de eso.

Habito dentro de cada concepto de mí mismo y, desde esa interioridad, busco continuamente trascender todos los conceptos de mí mismo, únicamente porque creo ser eso que trasciende.

Yo soy la ley del ser y, aparte de mí, no hay ninguna ley. Yo soy lo que Yo soy.


Así, la palabra que salga de mi boca

no regresará  a mí vacía,

sino que realizará lo que yo deseo,

y llevará a cabo aquello que la envié a hacer.

Isaías 55,11

TÚ DECRETARÁS
El hombre puede decretar una cosa y entonces ocurrirá.

El ser humano siempre ha decretado aquello que ha apa­recido en su mundo. Actualmente está decretando lo que está apareciendo en su mundo y continuará haciéndolo mientras siga siendo consciente de que es un ser humano.

Jamás ha aparecido nada en el mundo que el hombre no haya decretado que aparezca. Puedes negar esto, pero por mucho que lo intentes no puedes refutarlo, porque este acto de decretar se basa en un principio inmutable. El ser huma­no no ordena que las cosas aparezcan mediante sus palabras, las cuales, en la mayoría de los casos, son una confesión de sus dudas y sus temores. Decretar es algo que se hace en la consciencia.


                                            

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