viernes, 19 de febrero de 2016

La Magia del perfume


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   HISTORIA DEL PERFUME

 El nombre de perfume proviene del latín “per”, y “fumare”, producir humo, haciendo referencia a la sustancia aromática que desprendía un humo fragante al ser quemado. En la actualidad, la palabra se refiere al líquido aromático que se usa para desprender olores agradables. El interés por los aromas ha existido desde hace muchos años. Ya nuestros antepasados más lejanos ofrecían a sus dioses fragancias obtenidas a base de humo de incienso, mirra y otras resinas o maderas. Creían que de esta forma podían comunicarse con sus dioses a través del humo de los aromas. Las civilizaciones antiguas, egipcios, romanos, judíos, el pueblo asirio y chinos, se deleitaban con los perfumes de muchas formas diferentes, cada cultura los utilizaba con fines propios. La egipcia fue la primera cultura en usar fragancias. Los egipcios se aplicaban pomadas en el pelo donde estos pesados aceites se difumaban muy lentamente, manteniendo perfumado al individuo por un aura de larga duración. La hermosa Cleopatra utilizó hierbas y flores para darle esencia a sus baños. Los perfumes, además de usarse en las ceremonias religiosas, se usaban para momificar cadáveres de monarcas o a sus familiares (usaban mirra). En la tumba de Tutankamón que fue descubierta en 1922, entre otros objetos preciosos se encontraba un recipiente con pomadas aromáticas que aún conservaban su fragancia. Los griegos que vivieron en el siglo VI a. C. usaban habitualmente los perfumes después del baño en termas públicas. Solían untar a cada parte del cuerpo un aroma diferente. Ninguna fiesta familiar podía celebrarse sin “el rito de ungir”, el cual consistía en ungir los cuerpos con aromas para purificarlos. Los romanos, que al principio de su historia fueron un pueblo de sencillos soldados, adoptaron de los griegos la costumbre del uso de los perfumes. Perfumaban todo lo que estaba al alcance de sus manos; había fuentes donde brotaba agua perfumada, metían en sus camas pétalos de rosas, aplicaban perfumes de diferentes aromas a cada parte del cuerpo, ponían perfume a sus ropas, muebles e incluso a sus animales de compañía. El mundo de la perfumería fue revolucionada por el descubrimiento de la destilación de alcohol hecha por alquimistas árabes. Además los árabes fueron unos verdaderos expertos en el uso de las especias. El Corán exalta todos los aromas y propone su uso no sólo en las ceremonias religiosas, sino también para el propio placer de perfumarse. Con la desaparición del imperio romano y la expansión del cristianismo que prohibió el uso de perfume por su función sensual, en Europa desapareció el conocimiento del perfume reapareciendo con la llegada de las Cruzadas a Tierra Santa durante los siglos XI-XII. En Medio Oriente las sustancias aromáticas elaboradas a base de extractos naturales eran un símbolo de lujo y del prestigio entre las clases sociales más favorecidas. Estas sustancias eran muy costosas, por ejemplo el ámbar tenía el mismo valor que el oro o los esclavos. El perfume obtenido por medio del humo del incienso, de la mirra o de otras resinas o maderas, se ofrecían a los reyes. En el año 800 a.C. la reina Saba regaló perfumes al rey Salomón. Las recetas para elaborar las fragancias se encuentran incluso en la Biblia y el Talmud. Los chinos solían meter entre sus sábanas unos pequeños sacos rellenos con materiales aromáticos secos, en sus domicilios quemaban el incienso y se bañaban en aguas perfumadas. También existía una curiosa costumbre de repartir entre los participantes de las fiestas nocturnas un trozo de papel calado con aroma de jazmín, el cual tenía que disimular el aroma ocasionado por el abuso del alcohol. El perfume de base alcohólica y aceites esenciales, tal como está conocido hoy día, surgió a fines del siglo XVI. Fue famosa el “agua de la Reina de Hungría”, Según las creencias populares la receta para elaborar este perfume fue regalada a la reina por un monje. En el Renacimiento, el avance de la química permitió perfeccionar las técnicas de destilación y extracción para mejorar la calidad de los aceites esenciales. Muy pronto Italia se transformó en la capital de la perfumería, donde los perfumistas tuvieron que buscar los ingredientes naturales de sus perfumes por las distintas zonas de la tierra. Las plantas más ricas fueron descubiertas en la región de Grasses en Provenza. La ciudad pronto se convirtió en el centro de donde provenían las materias primas para elaborar perfumes. Sin duda el progreso más importante de la industria perfumista tuvo lugar en París a finales del siglo XIX mediante la producción de sustancias aromáticas por medio de síntesis química, llevando el perfume a su punto más álgido de la historia siendo en la actualidad una forma de expresar nuestra personalidad, nuestros sentidos y nuestras costumbre

MATERIAS PRIMAS Las materias primas empleadas para obtener esencias pueden ser bien productos naturales vegetales, animales o minerales, o bien productos sintéticos( que no son objeto de este estudio). Productos naturales vegetales. Flores (rosa, jazmín, clavel, jacinto, flor de azahar, narciso, nardo, violeta) Plantas aromáticas (lavanda, melisa, salvia, romero, cantueso, espliego, tomillo, mejorana) Agrios (naranja -dulce o amarga-, limón, mandarina, pomelo, bergamota) Algas y líquenes (musgos y algas marinas) Especias (vainilla, cardamomo, cilantro, clavo) Granos y semillas (anís, eneldo, alcaravea) Cortezas y raíces (canela, jengibre, vetiver, angélica, cálamo) Bálsamos y resinas (estoraque, incienso, mirra, galbano) Maderas (abedul, cedro, ciprés, pino, sándalo, laurel, pachulí) Y otros aromas (tabaco, manzanilla, verbena, artemisa)